Buena notícia para los amantes de los Stones residentes en la ciudad condal:
Publicado en LA VANGUARDIA DIGITAL
Por Esteban Linés (Barcelona 11/10/2013)
El guitarrista de los Stones celebra su compra de un piso en un edificio catalogado del Eixample.
Que Barcelona gusta mucho es una obviedad, especialmente a los que no son ciudadanos habituales de ella. Chifla a los extranjeros, como prueba su progresiva conversión en polo de atracción de turismo casi masivo. Y también enamora a aquellos foráneos que, con una idea inicial bien alejada de la decisión final, acaban convirtiéndose en valedores de la metrópoli. A la históricamente nutrida colonia de personajes de eco internacional que han acabado subyugados por la ciudad, desde hace unas semanas hay que sumar a Ron Wood, el nervudo guitarrista de los Rolling Stones, uno de los miembros de la banda de rock en activo más trascendental. Como un Stone siempre será un Stone, la empresa inmobiliaria que ha vehiculizado y materializado la conversión del músico en vecino barcelonés no dudó ayer en montar un piscolabis social para presentar la buena nueva y, de paso, celebrar el poder de Barcelona, que diría el maestro Peret.
Ron Wood y su mujer Sally Humphreys en Barcelona
Wood, a sus activos 66 años, apareció junto a su última esposa, Sally Humphreys, 31 años más joven que él: uno con americana oscura, camisa blanca de cuello mao y corte de pelo as usual; ella, vestido rojo y normalidad absoluta. Una mánager veterana, un chófer-asistente y poco más formaban su séquito: tal como cuenta Andrada Camelia (una muy competente joven rumana de 26 años de la empresa inmobiliaria que ha sido quien ha seguido con el astro musical todo el proceso de búsqueda, asesoramiento y venta de la propiedad elegida por éste), "Ron Wood es una de las personas más famosas del mundo que en la cercanía se convierte en tu amigo. Suelo tratar con clientela de gama alta, pero te aseguro que es la persona más humilde y respetuosa que he visto en mi vida". Es ella, y los máximos responsables de la inmobiliaria Lucas Fox -Stijn Teeuwen y Alex Vaughan- los que adelantan algunas pistas del objeto del deseo de Ron Wood: un piso en torno a los trescientos metros cuadrados que ocupa un planta entera de un edificio catalogado ubicado cerca del Paseo de Gràcia y de la recoleta oficina de la inmobiliaria (Pau Claris con Diputació). Un amplio piso que en estos momentos está siendo restaurado por el interiorista Jaime Beristain, responsable entre otras obras de la última reforma del otrora llamado hotel Ritz; una típica vivienda del Eixample propiedad de una familia del barrio y cuyo precio de venta aseguran -off the record- que no ha llegado al millón de euros.
Ron Wood ha elegido Barcelona también porque le gusta el arte y él mismo se dedica a tales menesteres con insistencia desde hace años. Está en contacto con galeristas y personajes del circuito artístico local para ver cómo se desarrolla su afición en su ciudad de acogida. Ayer fue agasajado por una representación del pulso ciudadano: David Grebler, Emili Álvarez, Carles Durán, Borja García-Nieto, Poldo Pomés, Maria Costafreda, Cristina Carulla , Llucià Homs y un par de soberbios músicos que pusieron música de fondo, Kim Fanlo y Armand Sabal-Leco.
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